El grupo Tabasco, amos y señores de Morena en Quintana Roo, ha decidido convertir el sur del estado en un gran laboratorio político para medir la fuerza de la marca del partido de cara a la renovación de la gubernatura en 2022, imponiendo a la cancunense Anahí González Hernández como candidata por el segundo distrito sin tener la menor idea del desafío, porque carece de formación política, agenda y propuestas.
La candidata no conoce y siquiera sabe pronunciar los nombres de las comunidades del sur y centro de Quintana Roo, en fin, no tiene nada, pero de lograr el objetivo es un hecho que tomarían por asalto el gobierno del estado en la figura de Rafael Marín Mollinedo, impulsor de la repentina carrera de esta joven cancunense.
La estrategia es clara, porque ya cuentan con la zona norte donde se concentra más o menos el 70 por ciento del padrón electoral. Tan sólo necesitan dividir aún más a la población del sur del estado y hacer a un lado a los habitantes de la capital, divididos pero también prescindibles en una operación de altos vuelos como la que ha puesto en marcha el grupo Tabasco.
La clave para ellos es el municipio de Felipe Carrillo, donde ya operan prácticamente todos a favor de Morena. Incluso el presidente municipal “perredista” José Esquivel Vargas “Chak Meex”, quien fue bateado en sus aspiraciones para la reelección, ha ordenado al rebaño que lo sigue y cobra en el municipio que apoye con todo a los candidatos de la alianza “Juntos Haremos Historia”, encabezada por Morena.
Los votos que puedan sacar en Chetumal con la ayuda de sus regidores, funcionarios municipales y uno que otro aplaudidor será ganancia para ellos. No les interesa esta ciudad ni tampoco su gente, porque el negocio del sur para ellos está en Bacalar.
Y es que al puro estilo priista, pero no el de Peña Nieto, si no del priismo más rancio: el de Carlos Salinas de Gortari, usan a ancianos y personas con discapacidad para llenar sus eventos de campaña, prometiendo que al acudir ante la candidata ella solucionará sus problemas, lo cual es de lo más condenable ya que ni siquiera se sabe el nombre de las poblaciones y dónde están ubicadas. Juegan con las necesidades y la esperanza de estas nobles personas, lucrando con las enormes necesidades del pueblo hundido en la miseria y sediento de apoyos, vengan de quien vengan.
Tampoco tienen un poco de humanidad por la avanzada edad y la discapacidad de estas personas que enfrentan grave riesgo de contraer el Covid-19, pero tal parece que eso es lo que menos les interesa. Espero que al menos los hayan vacunado antes de acarrearlos a sus eventos.
Anahí no cuenta con nada que presumir políticamente. Las únicas palabras que puede pronunciar fuera de los guiones controlados que a diario lee en las poblaciones que visita son: Programas sociales, periódico regeneración, fundadora de Morena y consolidar la 4T. Fuera de eso, al parecer no sabe ni utilizar el Google para saber dónde está haciendo campaña.
Por ser una política desconocida, con su color de su piel y ojos y enfundada en blusas tejidas en la región, parece más una turista que una candidata en sus recorridos por las comunidades de la zona maya.
Además del abierto uso de recursos para el pago de sonido, porra, batucada, lonas y centenares de utilitarios los cuales están personalizados. Por ello es necesario que el INE o el IEQROO lleven bien las cuentas de los gastos de campaña e investiguen el origen de este cuantioso recurso.
El sur del estado del estado está olvidado, el gobierno «del cambio» engañó vilmente a sus habitantes y hundió a Chetumal en una crisis económica que por la pandemia se vino a agravar. Tal parece que eso es lo que buscaban lograr nuestras autoridades.
No está en juego una candidatura federal. Está de por medio el futuro del sur y de los chetumaleños, pero ellos quizá no se han dado cuenta aún.
Autor y fuente de la nota: periodistasquintanaroo.com